Como se ha observado en los resultados, la media de sujetos de las investigaciones se puede considerar aceptable, en conjunto, el cómputo global de los estudios analizados es escaso (n=7), y si además tenemos en cuenta la disparidad en las edades de la muestra, separándole en dos grupos (juveniles y sénior) la cifra total aún es menor. En la misma línea, algunos de los estudios analizados no utilizan sujetos muy entrenados y por lo tanto los resultados son favorables por el simple hecho de la mejora general de la condición física. La duda que nos ocupa es si realmente existen diferencias significativas tras el EP en una población que ya domina o tiene una alta competencia en SV. Izquierdo, Häkkinen, Gonzalez-Badillo, Ibañez & Gorostiaga (2002), sugieren que la diferencias en la sección transversal del músculo, la distribución del tipo de fibras y los patrones neurológicos, así como la formación específica en un deporte durante los años, puede contribuir a explicar las diferencias en las magnitudes expuestas entre atletas de diferentes deportes. Por esta razón se sugiere que un entrenamiento específico alrededor de 3 años, produce adaptaciones en SV en comparación con individuos de la misma edad que no lo hayan realizado (Battaglia et al., 2014).