Veinticinco jugadoras de baloncesto participaron en la presente investigación (Tabla 1). Todas las participantes tenían una experiencia mínima de 5 años como jugadoras de baloncesto y teniendo experiencia en entrenamiento del salto vertical, tanto las propias del deporte como en entrenamientos para su mejora. Ninguna de las jugadoras había presentado lesión musculo-esquelética, al menos, en los 6 meses previos a la participación del estudio. El estudio contó con la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Pablo de Olavide y todos los participantes dieron el consentimiento informado antes de participar en el estudio.